Batallas Palabreantes





Asunto: Batalla
De: Vera Funes (funesta@tumail.com)
Enviado: viernes, 22 de agosto de 2008 09:56:00 p.m.
Para: Matilde Escalona (malona_es@tumail.com)

Matilde,

Yo sé que Matilde Escalona no es tu nombre. Tú no me conoces, y por eso no me he dirigido a ti como estimada o apreciable. He leído tus palabreos, publicados en internet, y concluyo que amas la Palabra, como yo, palabrista empedernida. Me di a la tarea de buscar una forma de comunicarme contigo, y por fin la encontré, conseguí tu correo electrónico y me aventuré a tender un puente entre nosotras.

Para no dar más rodeos, quiero proponerte una batalla palabreante entre tú y yo. Las reglas a continuación:


Reglas de las batallas palabreantes
-La batalla es entre dos personas (los contendientes) únicamente.
-Los textos son palabreados ex profeso para la batalla.
-Es una batalla textual, escrita, confidencial y privada.
-Los textos deben ser inéditos, no publicados en ningún medio electrónico o escrito, ni antes ni durante ni después de la batalla (a menos que los contendientes acuerden lo contrario).
-El género de los palabreos puede ser épico, lírico o dramático.
-Sólo los contendientes pueden leer los palabreos.
-La batalla tiene una duración indeterminada (se prolongará tanto como los contendientes así lo deseen, podría no terminar nunca).
-La batalla consiste en un diálogo de textos (palabreos) producidos por los contendientes, y todo escrito (palabreo) que participe en la batalla quedará sólo entre ellos.
-Uno de los contendientes invita al otro a participar en la batalla, y puede o no escribir el primer palabreo de la batalla (depende del acuerdo al que lleguen los contendientes).
-La forma de responder a un palabreo es retomar algún o algunos elementos del mismo (estilo, tema, personajes, ideas, forma narrativa, propuesta estética, historia...), interiorizarlos, reflexionarlos, hacerlos propios y transformarlos mediante un nuevo palabreo (un texto por cada respuesta); es decir que el destinatario producirá un palabreo de su propia inventiva, inscrito en los géneros mencionados, como respuesta al palabreo recibido.
-Se pueden hacer comentarios al palabreo, pero no dentro del texto de respuesta, sino paralelamente.
-No hay tiempo límite para responder a un palabreo, pero es preferible que sea una contestación pronta.
-No hay ganador.
-Estas reglas se pueden enmendar por común acuerdo entre ambos contendientes.


Por ejemplo: yo escribo un cuento cuyo tema es el maullido nocturno de los gatos, entonces tú escribes un poema, cuento o una obra de teatro acerca del tema de los maullidos, o puedes dar continuidad a la historia, o puedes retomar algún personaje, o alguna idea secundaria, de tal manera que los palabreos van conformando una estructura diferente que se superpone y se escalona infinitamente. Tú empiezas donde yo termino, pero no sólo eso, sino que nos complementamos y dialogamos, y quizás nos confundimos un poco, y quizás ya no es tan cierto eso de que tú empiezas donde yo termino, y empezamos a entretejernos (a fin de cuentas el texto es eso, un tejido, de tal forma que palabrear nos puede llegar a convertir en alfombra voladora).


Dirás que es una propuesta quijotesca, y lo es, pero tú también eres una batalladora, y una batalladora palabreante. Lo sé porque comulgo con tu visión del palabrismo, apreciable en cada uno de tus poemas y tus cuentos. Dirás que soy atrevida, y lo soy, pero no podía dejar de enviarte este correo con el propósito de iniciar entre tú y yo esta forma de interacción en la Palabra, porque intuyo en ti una mujer convencida del valor del palabrismo como vía de abolición de las dictaduras mentales.


Yo no sé por qué escogí las batallas, se me ocurrió un día mientras leía precisamente el Quijote. En cierta forma, todos hacemos frente a hordas de gigantes, y de monstruos, y de encantadores; pero entendí que yo prefería tener un contendiente que me respondiera, con quien pudiera dialogar y combatirlo todo, porque aunque la batalla es entre dos personas, según las reglas que concebí, se trata de una lucha conjunta en contra de las ideas, abolirlo todo.


Y esta es una invitación abierta a que inicies tus propias batallas con otros palabristas. Yo iniciaré las mías. Quiero imaginar que desde mi trinchera combatiré con tantas personas que todo antiguo autoritarismo del pensamiento será derribado paulatinamente, con catapultas y cañones verbales, y los humanos seremos humanos sin otra frontera que estos cuerpos en que respiramos, y que nadie recordará cómo iniciaron las batallas pero éstas seguirán existiendo. La Palabra será simiente y gloria de los hombres y mujeres nuevos.
Ahora me despido, esperando noticias tuyas, ojalá acompañadas del primer palabreo de esta batalla entre tú y yo.


Desde otra arena oscura,

Vera Funes

Comentarios

B. dijo…
Muy, muy interesante la propuesta.

Y el chismoso dentro de mí no puede evitar preguntarse, ¿qué se estarán palabreando?
dayanna* dijo…
Oye esta batalla palabreada está padrísima, podemos palabrear y batallar entre nosotros?
Claro, por algo se inventaron las batallas palabreantes: para que palabristas como nosotros practiquen el palabrismo batallador.
Nadar sin agua dijo…
patafantásticoooo!! Me dan ganas de palabrearme mi buenos aires entera!!
Ya me arremango las mangas..., que vengan!
Me da tanto gusto el entusiasmo que puede llegar a provocar el palabrismo... estoy de acuerdo, es patafantástico

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