Desvanecimiento
A Karelia, como a todos los demás en el salón, le importó un bledo la elevada disertación filosófica entre Joel y el profesor. La diferencia fue que ella prefirió reponer en su butaca amplia y onírica las horas en velo (o desvelo) acumuladas por siglos.
Si el timbre sonó, o no ¿importa? En aquel apartado salón, alejada de todo el mundo, se refugió de sí en ella misma.
Y al despertar estaba tan indefensa que resumió todo su ser en un grito de angustia, al cual acudió casi inmediatamente un guardia de seguridad.
—¿Qué pasa?
—Nada.
Comentarios
=) Aveces es rico , se refugiarse en un mismo a pesar de estar en un salon lleno de gente!
jo!
Me gusta esto de las entregas diarias.
Nos vemos.