La noche perro infinito (Martín Mérida, en "La pasión según un hombre cualquiera", 2002)



Cada hombre necesita un lugar para morir
allí donde el recuerdo madura y todo se cumple.
Giordano Bruno


I

Para decir lo imposible
Y murmurar la vez de Dios creciendo
Con un corazón piedra de carne entre las manos
Y sentido como verdad sin criterios:
      Tómalo
Sosténlo en los colmillos
Clávale el signo de tu furia
Hasta que otra vez cántaro resuene
Y llegue el susto tan solo presentido
Alguna vez en el jardín sin flores

Para decir lo imposible
Supe tu coraje
Palpé tu lengua enrojecida
Te dije:    ¿eres así?
Perro infinito
                        Pastor acaso de corderos que hoy se transfiguran

Cuántas estrellas giran en tus fauces
Cuántos astros palpo en tus colmillos
Cuántas ventanas se abren en el caldo hirviente de tu saña
(donde se desprenden lunas para un planeta en formación)
Muerde
Deshace los brazos de mi corazón


II

Allá en el patio quedó mi piel antigua
                                Pegada en el piso hecho color ceniza
Ahora escribo con llagas no llagas
Porque para llegar a ti
Debí cruzar las calles con mi grito:

(
                                                          )


III

Yo no era así
Mas siempre busqué las fauces del misterio
Como a mis siete años
En mis trepadas al árbol de limón para hacer el cielo
Con recortes de vírgenes y santos
Para dejar de ser vírgenes y santos
Y ponernos a platicar cosas de los gatos de San Martín de Porres
Y sobre las llamas de nieve del purgatorio
Y del cansancio de la virgen del Carmen con su niño en brazos
                       No tienes culpa de ser perro de morderme

Culpa sin culpa es la culpa
Y se siente como agua
Y dolor no dolor
Solo espinas para florecer la ciudad
                            Perro infinito:
¿En cuántos días me terminarás de matar?
                            ¡Barramblán!
Cae mi antiguo corazón
Sostengo los segundos sin corazón
Sostengo la nada donde se ven espíritus
Y tu cara de perro grotescamente bella

Para vencer el miedo me da miedo
                           ¡Barramblán!
Llega mi padre que ahora es hermano
Y me regala un cuaderno de pintar
Y ríe porque se me pega la gana de ser poeta y no pintor


IV

¿Y si me fuera para siempre?
¿Van a volar mariposas de treinta mil lentes como Mónica?
¿Habrá agua de estanque con sus barcos flores de pascua?
¿Me darás de beber café caliente con el silencio del viento de las setecientas voces?
                          ¡Barramblán!

            Y ahora viene el nuevo corazón
Justo cuando llego a tu casa para hablar de Octavio Paz
Con su la sangre no es sangre
Y toda angustia para no ser angustia
Y todas esas imágenes despojándome del miedo
                          ¡Barramblán!
Ahora diré hermana a mi madre
                          Para decir lo imposible
Cuesta tanto nacer un niño

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