Contra toda ruptura


Y ocurrió así: tú soñaste y yo soñé:
que había un lago perpetuo de rosas rojas marchitas
el revuelo de las aves sonaba como cadenas
las nubes amarillas retozaban
el cielo atardecía sobre árboles de pies enormes
te quitaste la ropa sin premura
los rayos aúreos rondaron tu piel con gozo
extendiste los brazos para sentir el viento tibio
remeció tus cabellos como a un bebé
con una ternura indescriptible
ojos de algodón
melodías de ilusión
crepúsculo voraz
mirada de esperanza inquebrantable
renovación de la alegría
trepa la sangre cual fuegos artificiales
las sombras bailan tangos seductores
el vértigo encendió luciérnagas
hormigas en orgiásticas danzas
inventan historias de amores
escucha sus voces infinitas
déjate embriagar por su canto
siente el arrullo de la hierba en tus plantas
descálzate las ideas todas
tu cintura se entregaba al ritmo de los laureles
suave
delicada
inolvidable
contra toda ruptura indescifrable
diste la espalda al pasado y al mañana
plenitud del ahora
sensualidad y caricia
rugía el tiempo olvidado
siempre tendrás las manos llenas de auroras
se esparcirán las noticias de lo estival
los maullidos del dios pretérito languidecen
la mismicidad se difumina
algarabía de las rocas
hermandad y constelaciones palpables
luz en traje de gala ante el silencio empapado de asombro
y caminan las montañas al horizonte
caravana triunfal
es la palabra una antorcha
y tu boca repite su luz
montada a la proa del comprender

Comentarios

Ari dijo…
¿Y despertaron?. Aunque dudo que hayan despertado, estoy casi segura que las hormigas se encargaron de mantenerlos en ese lecho lleno de constelaciones.
Nic dijo…
Opino lo mismo, pero no tanto por las hormigas como por la firme convicción: que la vida es sueño, como enuncia Calderón de la Barca.

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