Despierta mi cuerpo mientras yo duermo,

lleva los ojos muy abiertos para mirarlo todo,

camina con paso firme hacia ve tú a saber dónde,

saluda con propiedad al carnicero

y a los policías les mienta la madre,

advierte unas piernas largas en minifalda

y se asusta con el bigote de quien las porta;




los brazos de la mujer amada

son su lugar favorito para amanecer,

los ojos de ella, su alegría más sincera,

y pasan los días y las noches

pero nadie le dice a este cuerpo que sigo dormido;




campante y quijotesco se pasea por las calles,

se desenreda el pelo con peine de marfil;

audaces, sus puños noquean al aire;

mi cuerpo que no es mío se ilusiona,

sus anhelos florecen en los cactus,

en medio de un escepticismo feroz,

prófugo del tiempo ridículo;

poco le importa si yo duermo o no,

ni le afecta ni le complace, sino todo lo contrario.

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