Tierra de nadie


 No existe una guerra absurda. La guerra es la única respuesta posible a una amenaza a la nación en ciertas circunstancias que podrían desestabilizarla y destruirla. Entonces no importa la verdad o la mentira, sino la conservación del Estado y de su poder por sobre todas las cosas. No importan las personas que luchan, importa que quienes sobrevivan tengan el poder suficiente para conservarse sin ser aplastados. Lo que importa es el poder, el único propósito de las relaciones internacionales, adquirirlo, incrementarlo y ostentarlo para que no quepa la menor duda de que se tiene y en cantidad suficiente para hacerlo sentir sobre quien se oponga. Si no hay poder, la autoridad del Estado no existe y puede venir cualquier otro a tomar posesión de la tierra, a someter a la población. Así funciona.

En la película Tierra de nadie se proyecta una situación en que tampoco importa quién empezó el conflicto, sólo se sabe que una escalada de agresiones llegó a tal punto entre Serbia y Bosnia que estalló la guerra civil (porque entonces eran un solo país) que escindió violentamente la península de los Balcanes. El pretexto fue la raza. Se hizo propaganda xenofóbica y se llegó al colmo explosivo. Y es que el poder estaba quebrado porque al interior se perdió el control de los grupos antagónicos. Ahí empieza la dinámica de confrontación armada. Desde esta perspectiva todos los elementos que intervienen son medios para lograr la afirmación del estado o de los estados, estabilizar esa volatilidad producida por la guerra. Es el estado el que permite a organismos como las Naciones Unidas participar lejanamente en el proceso, pues lo utiliza como un simple medio más para conseguir el poder deseado. En la película, los personajes son una metáfora de los actores internacionales involucrados en el conflicto, y sus relaciones son tan hostiles como lo permite su igualdad de circunstancias, situación en que ambos corren peligro uno con respecto del otro pues en cualquier instante puede ser atacado. No hay forma de negociar porque cada cual hará lo que tenga que hacer, como se ve al final cuando mueren ambos soldados en medio de la confusión. No hay salida y los medios de comunicación y la ONU no pueden hacer nada porque no tienen poder, sólo cruzarse de brazos, hacer como que ayudan y hacer como que no ven lo que pasa. Estados Unidos logró mayor impacto, apoyando a Serbia con sus armas, que los reporteros internacionales y los soldados de las fuerzas de paz interviniendo en el conflicto.

Como se puede apreciar, esta visión realista del panorama internacional suele guiar las políticas exteriores de los países porque la anarquía existente entre los estados propicia una forma de interacción entre ellos equiparable a la depredación, única forma de sobrevivencia. Pero al final todo esfuerzo por apropiarse el poder o la tierra es inútil, porque no se puede poseer algo. Esto es sólo una reflexión ontológica sin trascendencia, porque está en nuestra naturaleza negar lo transitorio de toda empresa humana y su futilidad. Pero aceptar que la tierra es sólo eso, sería demasiado. Si lo aceptáramos no existirían las naciones, ni el hombre.






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