Acerca de Pedro Páramo
(2006, Septiembre 19)
1. Se
esparció la semilla por la tierra. Entonces era fecunda. Simiente
que creció por todo Comala. Los hijos de Pedro Páramo. La tierra
de Enmedio, y la Media Luna. Comala era de Pedro Páramo, y no
necesitaba papeles para probarlo, era suyo a pesar de que a nadie le
gustara. Se adueñó poco a poco de cada palmo de polvo hasta que no
quedó nada más de qué apropiarse. Pero nada llenó a Pedro
Páramo, nada lo sació, ni la carne de las mujeres que lo
acompañaban cada noche, ni las riquezas arrebatadas con sangre.
Juan Preciado no era más que otro vástago de la innumerable
progenie de Pedro Páramo. Llegó a un Comala muy distinto al que
recordaba su madre. Llegó buscando a su padre, y sólo encontró
cenizas. El calor ahí abajo aplastaba los pulmones, no se respiraba
aire, sino tierra. Abajo, donde vivía la muerte. Él mismo no era
sino un fantasma que escuchaba los murmullos emanados del suelo, del
subsuelo, donde los huesos de lo que algún día fuese un Pueblo se
descomponían, volvían a ser polvo.
Quién sabe cuándo murió Juan Preciado, quién sabe si ya estaba
muerto y sólo se trataba de la nostalgia de una promesa a la madre
agonizante, que volvía al lugar de origen, a la comarca en otros
tiempos plácida, que se alegraba con la lluvia. En ese pueblo de
espíritus erráticos Juan Preciado escuchó la historia de la agonía
de Comala, agonía con nombre de mujer, Susana. Susana San Juan. El
único ser a quien Pedro Páramo en realidad quiso, y por quien dejó
que el pueblo se muriera. Ni siquiera le importó demasiado la
muerte de Miguel Páramo, el único hijo que había reconocido. Se
apagó la furia y el ansia de poder del gran cacique, y la tierra se
comió a la gente.
Pasaron años antes de que el pueblo fuera sólo un recuerdo en la
memoria de algunas gentes, antes de que los caminos se desdibujaran
del mundo. Y Pedro Páramo vio pasar esos años sentado en el
pórtico de su casa, como burlándose del destino de la gente, porque
sabía que sin él todo se acababa.
Juan Preciado llegó tarde, muy tarde. Cuando apareció en el pueblo
ya todo estaba en ruinas, sólo se oían susurros que escapaban de
las paredes como queriendo volver a nacer, como tratando de engañar
a su propia muerte.
Junto a la tumba de Juan Preciado se revolcaban los huesos, los
recuerdos de otras personas del pueblo, atormentados aún por el
deseo, cayéndose a pedazos junto con la madera podrida de sus
cajones. Se resistían a terminar de morir.
Y cada murmullo estaba ligado a Pedro Páramo, cada recuerdo hablaba
de él, como si sólo hubiese existido la gente en la medida en que
se relacionaba con el árido terrateniente. Y se extinguían con él,
que seguía vivo como rencor puro.
2. La
narrativa postmoderna y sus rasgos en la novela Pedro
Páramo.
Una de
las características esenciales de la narrativa postmoderna, según
Lucille Kerr (en Ramírez Ruiz, J. A., s. f.) es la carencia de un
narrador omnisciente y omnisapiente en el relato, que se acostumbraba
en narrativas anteriores. En cambio se favorece un lenguaje
coloquial que subvierte el autoritarismo de una voz única y
absoluta, se privilegia el habla natural y popular.
En Pedro Páramo se advierte esta característica por los
choques dialógicos a lo largo de un relato con estructura compleja,
que vuelve una y otra vez sobre la memoria de sí mismo,
contraponiendo la voz de cada personaje a través de su apreciación
subjetiva de los hechos (el angustioso recuerdo) para crear un
retrato amplio, pero borroso, de Pedro Páramo, el gran patriarca
vengador, el Abraham subvertido que decide terminar con su
descendencia, y con todos los que habitan su tierra, y con su tierra
misma, por haber ofendido a la mujer que amaba, y se queda esperando
la muerte de su Pueblo, burlándose de su agonía.
Además en la novela todo es indeterminado, como el recuerdo. No hay
objetos palpables, sólo deseos que sobreviven a la carne ya muerta,
los recuerdos de los cadáveres son deseo puro y su materialización
es contradictoria y vaga. Más que espíritus, se trata de deseos
que brotan de la tierra, inconcientes de la contradicción inherente
a su condición errática.
Si consideramos la definición de la ficción postmoderna, según
David Harvey (en José Álvarez, 2000), como "la fragmentación,
la discontinuidad y lo caótico", puede decirse que Pedro
Páramo cumple a la perfección con el requisito, y se convierte
en continuación de la tradición iniciada en Sudamérica por Borges,
y en prefiguración de la obra de posteriores escritores.
3. Uso
del lenguaje en la novela Pedro Páramo.
En
Pedro Páramo el lenguaje adquiere una importancia a reventar.
Se convierte en el ritmo de toda la novela, con un ritmo pausado,
cansado, envolvente, como un eco lejano. Son los murmullos de la
gente de Comala, la gente que alguna vez vivió. La novela se
susurra desde debajo del subsuelo.
Además se trata de un lenguaje coloquial, popular, no un lenguaje
rebuscado. Esta es también una de las características de la
ficción postmoderna. Sin embargo, y sin duda, a pesar de tratarse
de expresiones populacheras, están meticulosamente escogidas para
guardar el mismo ritmo de la novela entera, y para reflejar a cada
momento la desolación del recuerdo de Pedro Páramo, en cada frase
se huele un ascendente de tierra quemada, una sofocante atmósfera de
muerte, un aprisionamiento de los personajes, que son voces
superpuestas unas a otras, voces “palimpsestuosas”, que se
confunden entre sí.
El uso del lenguaje se convierte, en cierta forma, el tema central de
toda la novela, ya que a partir de éste se deducen las relaciones
entre los personajes, sus características, su condición de entes
errabundos, y los anhelos y deseos más profundos de cada uno.
4.
Relación de la escritura de Rulfo con la escritura de García
Márquez
En la
escritura rulfiana, en cuanto estilo, se advierten similitudes claras
con la obra de García Márquez. Es indudable que Juan Rulfo marcó
para siempre a García Márquez, como él mismo confiesa en repetidas
ocasiones. Antes de que Márquez leyera a Rulfo durante su estadía
en México en la década del sesenta, ya tenían algunas
coincidencias, debido tal vez a las circunstancias literarias de la
época, en que bullía la ficción postmoderna. Además, la obra de
Juan Rulfo prefigura también el realismo mágico, que García
Márquez popularizó, pues presenta las características más
importantes de éste, pero anteriores a la aparición de la corriente
literaria como tal, por lo cual no se le suele catalogar dentro de
ella: el uso de cosmogonías indígenas con elementos mágicos en la
narrativa realista (María Ángeles Vázquez, s. f.), la creación de
universos propios dentro del texto mismo, lo sobrenatural, lo
insólito…
Se reconoce que Cien años de soledad marca un antes y un
después en la obra del colombiano, y él mismo afirma que encontró
la inspiración para escribir esta novela sólo al haber leído a
Rulfo, que fue toda una revelación para él. Podría decirse que
Juan Rulfo inventó el realismo mágico, pero García Márquez lo dio
a conocer a todo el mundo.
Bibliografía:
Álvarez, J. O. (2000). Ficción Postmoderna. Disponible [en
línea] 2006, Septiembre 18 en:
http://literart.com/antologia/ficcionpostmod6.htm
Ángeles V., M. (s. f.). Gabriel García Márquez. Entorno
Literario. Disponible [en línea] 2006, Septiembre 18 en: Centro
Virtual Cervantes.
http://cvc.cervantes.es/actcult/garcia_marquez/obra/entorno.htm
De Toro, F. (2003, Enero-Junio). Roa Bastos, Borges, Derrida:
escritura y reconstrucción. AlterTexto. (I, 1, p. 11)
México: Departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana.
Disponible [en línea] 2006, Septiembre 18 en:
http://www.uia.mx/campus/publicaciones/altertexto/pdf/detoro.pdf
García M., G. (2003, Septiembre 18). Asombro por Juan Rulfo.
Texto leído por Gabriel García Márquez en el programa
radiofónico De 1 a 3. Disponible [en línea]
2006, Septiembre 18 en: Ciudad Seva.
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/ggm6.htm
Ramírez R., J. A. (s. f.). Posmodernidad en la novela
colombiana. Disponible [en línea] 2006, Septiembre 18 en:
Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.
http://www.javeriana.edu.co/narrativa_colombiana/contenido/bibliograf/williams/posmodernidades.htm
Rulfo, J. (1955/2000). Pedro Páramo. México: Plaza y Janés.
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